Capítulo 02

Competencias emocionales en la entrevista de selección.


Las competencias emocionales que se ponen de manifiesto de una manera más evidente en una entrevista son:

  • Autoconocimiento. Reconocimiento de las propias emociones y los efectos que tienen.
  • Valoración adecuada de uno mismo/a. Conocimiento de los puntos fuertes y débiles.
  • Confianza en uno mismo/a. Seguridad en la autovaloración personal.
  • Autocontrol. Capacidad de manejar adecuadamente emociones e impulsos conflictivos.
  • Comunicación. Emitir mensajes claros y convincentes.
  • Empatía. Capacidad para captar los sentimientos y los puntos de vista de los demás y de interesarse activamente por aquello que les preocupa.
  • Confiabilidad. Fidelidad a los criterios de sinceridad e integridad.
  • Integridad. Asunción de responsabilidades en la actuación personal.

A continuación, se profundiza en cada una de estas competencias de cara a valorar el papel que tienen en una situación de entrevista.

De cara a presentarnos a una entrevista de selección, es necesario hacer un ejercicio previo de autoanálisis para conocer, en primera instancia, cuál es nuestro potencial y el grado de ajuste de nuestro perfil al del puesto que se ofrece.

Este análisis permite reducir el grado de incertidumbre y de angustia del candidato/a en la medida en que es consciente de cuales son sus probabilidades de acceso al puesto de trabajo y, por tanto, unas expectativas más o menos ajustadas a la realidad. Además, es más fácil tener un mayor control de las propias emociones en el contexto de la entrevista, así como una mayor sensación de seguridad.

La capacidad de transmitir seguridad en la autovaloración personal está ligada estrechamente a la capacidad de controlar las propias emociones, a la capacidad de hacer una adecuada valoración de uno mismo/a y a la capacidad por comunicarse de una manera fluida.

Por tanto, siguiendo las indicaciones que se proponen en relación con estas competencias emocionales, son válidas tanto para transmitir como para desarrollar la confianza en uno mismo/a.

Tanto la falta como el exceso de confianza hacen perder objetividad a la hora de hacer una valoración adecuada de uno mismo/a.

Una de las principales dificultades en una entrevista de selección es conseguir controlar las emociones, como por ejemplo, el nerviosismo. El lenguaje no verbal es la forma en que se refleja de una manera más clara e inmediata esa falta de autocontrol.

Es necesario evitar los movimientos repetitivos incontrolados (tocarse el cabello, mover un pie, frotarse las manos, jugar con algún objeto -bolígrafo, llaves…-, evitar la mirada del entrevistador, etc.).

Si no se consigue controlar el nerviosismo, es preferible comunicarlo abiertamente.

En cuanto a la comunicación, es muy importante no hablar demasiado (no por el hecho de hablar más se explican más cosas y, cuanto más se habla, más oportunidades hay de ser inoportuno) y poner énfasis en escuchar, más que en explicar (en una proporción de escuchar el doble de lo que se habla).

Para actuar de una manera equilibrada y ponderada en una entrevista de selección es muy útil hacer el esfuerzo de ponerse en el lugar del entrevistador/a y tomar consciencia de sus necesidades. Esta capacidad facilita la participación activa en la entrevista, el intercambio de información y la implicación en los objetivos de la entrevista.

El conjunto de pautas de comportamiento que se plantean aquí se propone para afrontar con éxito una entrevista de selección, a pesar de que podría llevar erróneamente a pensar que el entrevistado/a tiene que actuar, tiene que interpretar un papel, y que el guión está escrito en esta aplicación.

Si durante una entrevista de selección se actúa respondiendo a un perfil tipo, controlando todos los comportamientos, todas las respuestas y las preguntas, se pierde la naturalidad y, con ello, la fiabilidad. Durante la entrevista, el entrevistador/a se tiene que llevar una imagen clara y realista del entrevistado/a.